domingo, 20 de mayo de 2007

INVIERNO Y CAFÉ CON LECHE - G.D. Armua

Llueve, el invierno se acerca, el frío, los días cortos, se me van las ganas de vivir. Es algo que no puedo evitar, cada estación invernal mata algo dentro de mí. Sin embrago, el invierno resalta la personalidad de las personas. En esta época del año no somos más que camperas, gorros, y bufandas y a diferencia del verano donde solo somos cuerpos en estado de exposición, en invierno, winter (perdón acabo de terminar un curso en inglés y aun sigo pensando las palabras en aquel idioma) debemos ganarnos a la gente a través de lo que somos interiormente, a través del calor que irradiamos a los demás...
Llueve, el invierno se acerca, pero gracias a Él vivo encerrado, leo , pienso, existo.Leo, entonces creo, imagino, viajo, cosas en las que durante el verano materialista no puedo hacer, no por implicancias externas sino por cuestiones de mi personalidad.
Un momento, ¿qué culpa tiene el verano? El verano nunca fue ni será materialista, ser o no ser es solo derecho y obligación de la gente; estoy cometiendo el error de pasarle la culpa a la rotación de la tierra. Somos las personas quienes le damos sentido a las cosas, las cosas no tienen sentido. Por lo tanto tal vez yo sea el materialista, o tal vez? sólo observo lo que esta allí?
Volviendo, que sería del café con leche, si no existiera el invierno, pues yo creo que quedaría en el olvido, caído en desuso. Pues a mi sentir, beber esta bebida durante una tarde muy fría es una de esas cosas simples que la vida te regala y que solo se extrañan cuando se dejan de hacer.
He aquí una metáfora de los extremos. Los enemigos se necesitan mutuamente para ser quien son. Si no existiera el dolor no sabríamos que es el placer; sin la tristeza, la felicidad podría surgir tampoco; sin el capitán Garfio qué es lo que haría el pobre de Peter Pan… Sin Darío, la proeza de Alejandro no hubiera sido tan importante,... sin el invierno el café con leche no sería nada, mejor dicho, sería nada.

ENTRE el clavo y el martillo

El procedimiento seguro para no machacarse los dedos cuando se quiere clavar un clavo, es tomar el martillo con ambas manos. Es la manera de evitar que sus dedos queden entre el clavo y el martillo y reciban el golpe.
Lo que hay que evitar es precisamente el ENTRE.Ya que el peligro no esta en el clavo ni en el martillo, sino en esa cosa que aparentemente no existe y que es el ENTRE.
Gracias a ese ENTRE usted puede introducir el clavo en la madera, a golpes de martillo. Si suprime el ENTRE y apoya el martillo en la cabeza del clavo, es inútil.
Usted necesita ese ENTRE para poder dar el golpe. Pero si pone un dedo en el ENTRE, también es inútil. Algo parecido han venido diciendo los grandes filósofos, desde la más remota antigüedad. El misterio del mundo está en las cosas que, como el ENTRE, parecen no existir.